Gestación, nacimiento y desarrollo

El embrazo de Samira fue normal. Salvo que tuve Parotiditis (paperas) a los 6 meses de gestación. Como ocurrió en el segundo trimestre, los médicos dijeron que ese virus no fue el causante del Síndrome de Rett.

Finalmente nació Samira el 15 de octubre de 1990, parto natural, pesó 3 kilos con 600 gramos y midió 56 centímetros.

Era un bebe tranquilo, lloraba poco, ella no tenía la risa social que tienen los bebes; esa falta de la risa social debió prender las alarmas. Tenía un móvil en su cuna y ni el movimiento ni la música captaba su interés.

Comenzaron a aparecer las pataletas, un llanto intenso y continuo sin causa aparente. La familia se turnaba para tratar de calmarla, éste fue un periodo que duró varios años hasta la edad adulta de Samira.

Ignorábamos que el problema no era si tenía hambre o cólicos, era el síndrome de Rett que llegó a nuestra familia para desordenarlo todo.

Posteriormente llegaron las convulsiones febriles. Ella se enfermaba a menudo de amigdalitis y producto de la infección le daba fiebre. A la primera convulsión la llevamos a la emergencia, lo recuerdo claramente. La enfermera se demoraba en atenderla porque estaba verificando el seguro médico. Suelo ser una persona calmada y controlada, pero ese día estaba al límite, ver a tu propio bebe tener una convulsión en tus brazos. Ese día conocimos a una pareja que estaba por la misma razón en la emergencia, su hijo era Autista. Hicimos una amistad que duró algunos años, después perdimos el contacto.

Ellos nos recomendaron al Mejor Neuro-pediatra en la opinión de ellos: El Dr. Joaquín Peña. Después pasó a ser el mejor de lo mejor en Mi opinión también.

Ella tardo en caminar, se saltó el gateo, un día salió caminando tenía 1 año y 2 meses. Tuvo un tiempo en que se podía subir en un mueble, abría la nevera y sacaba las cosas y las tiraba. Tenía un muñeco al que abrazaba y arrullaba, comenzaba a decir palabras (eso creíamos, auto-engaño).

De repente no sé en qué momento Samira dejó de usar sus manos, de agacharse y levantarse. Sólo caminaba, o más bien deambulaba. Eso ocurrió exactamente a los 18 meses.

Como era de esperar, el neurólogo de inmediato notó que algo pasaba con Samira, la hospitalizaron para hacerle exámenes. Ella tenía menos de 2 años era imposible hacer un diagnóstico.

Lo que hizo el neurólogo fue controlar las convulsiones con éxito. Y nos aseguró que ella después de los 7 años no volvería a convulsionar porque sus convulsiones eran febriles. 28 años después, puedo decir con absoluta certeza que tenía razón. Fue así, ella no convulsionó más, a Dios gracias.

Ahora, después que han pasado los años, que la frustración y la rabia se fueron para darle paso a la aceptación, puedo comprender que nada ocurre por casualidad. Todo tiene un plan perfecto, un por qué y un para qué.