Estimulación temprana

Edad de Samira: 3-6 años.

Durante el crecimiento de Samira en esta etapa, practicamos el patrón de mesa o patrón cruzado. Sobre esto, recomiendo el siguiente párrafo de hacerfamilia.com.

“Tiene que colocarse boca abajo sobre una superficie lisa, con el brazo y la pierna izquierdos en posición hacia arriba, mientras que el brazo y la pierna derechos lo están hacia abajo. Le enseñaremos a avanzar invirtiendo la posición, de manera uniforme y tan pausadamente como sea posible. Simultáneamente, le enseñaremos a girar la cabeza y mirar la mano que sube cada vez. Cuando la mano izquierda está arriba, que gire la cabeza y la mire, y viceversa. Ha de guardar un ritmo adecuado y la cabeza ha de girar uniformemente”.

En el caso de Samira, lo hacía con la ayuda de 3 adultos, ya que ella no seguía las instrucciones.

  • El hamaqueo (ayuda con el equilibrio y se realiza con 2 personas).
  • Hacer que rodara en el piso.
  • Ponerla en posición de gateo en el piso.
  • Colocar en su lengua varios sabores (dulce, amargo, ácido).
  • Poner sus manos en agua tibia y agua caliente.
  • Estimular la dilatación de las pupilas con una bombilla.
  • Diferentes texturas en sus manos (se colocaban en unas bolsas, ella no veía el contenido, solo lo sentía).
  • Estimulación del nervio trigémino (este ejercicio ayudó con el babeo).
  • Tirar al piso algo como la tapa de una olla un sonido estruendoso (ayuda con la orientación).

Cada ejercicio se tomaba un tiempo, se hacía con un cronómetro. Un promedio de 2 secuencias al día. No recuerdo cuánto tiempo nos mantuvimos practicando esta rutina.

La etapa inicial en mi caso fue la más compleja; fue el momento donde la desesperanza mezclada con la incertidumbre se adueñó de una parte de mí. Otra parte se resistía, hice lo mejor que pude hacer en aquel momento. Estuve en una carrera sin una dirección, no sabía dónde estaba la meta, no la veía. Seguíamos en las terapias de ella. Tuve una depresión no tratada. Porque sencillamente lo ignoraba. Cómo enfrentar como madre a los 26 años algo de esa magnitud.  Tengo amnesia selectiva, he olvidado muchos detalles. Lo olvidé porque dolieron mucho, más que mucho, y lo he ido recordando a medida que escribo.

Pedir ayuda y mostrarse vulnerable no es señal de debilidad. Es un acto de amor para contigo mismo. Porque nadie puede dar lo que no tiene.

Padres, cuidadores, necesitan un tiempo para recargar las baterías. Esto no se queda para siempre, esto pasa.

“Se crece con todo lo que hemos vivido y con quienes nos han acompañado». Inés Barredo (del libro Crecer jugando).